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"Es muy sabroso criticar al que te da la comida, pero seguir viviendo de él"

MANIFIESTO ANTIIMPERIALISTA

EN DEFENSA DE LA PATRIA

 Por fortuna se ha visto con frecuencia un puñado

de hombres libres vencer a imperios poderosos

 

 (Carta a Juan Bautista Irvine,

agente norteamericano, 1819)

Simón Bolívar

Desde Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, los hijos e hijas

de esta tierra que fue cuna y recinto predilecto de nuestro Libertador Simón

Bolívar; los representantes de los Poderes Constitucionales, del Poder Popular y de

todo nuestro pueblo, declaramos en este manifiesto la siguiente posición en defensa

de nuestra patria:

Planteamos al mundo la determinación de derrumbar las cadenas imperiales que

nos han mantenido dominados hasta nuestros días. Sacar adelante el proyecto que

está permitiendo liberar a los pueblos históricamente oprimidos de nuestra América

es el objetivo estratégico. Quienes hemos tomado la decisión de construir

nuestra propia historia, basada en los inalienables principios de

autodeterminación y soberanía, hemos decidido continuar el tránsito en el sendero

de la definitiva independencia de nuestras naciones, como continuación de los proyectos

enmarcados en las gestas independentistas planteadas por nuestros libertadores

hace doscientos años.

A quienes han pretendido mantenernos sometidos a los designios de los centros de

poder, tanto en épocas coloniales como en estos tiempos de imperios, declaramos:

con el ejemplo de Simón Bolívar, la valentía de nuestros hombres y mujeres que

conformaron el Ejército Libertador, reafirmamos nuestro compromiso con el

Proyecto Bolivariano, nuestra indoblegable entrega a la lucha por la liberación

nacional y por la construcción de la patria.

Hoy, las fuerzas coloniales, enemigas de la independencia, son enormemente más

poderosas que hace dos siglos. El imperio más grande y poderoso que haya existido

en la historia de la humanidad no da tregua en su ambición infinita. Una vez

más, somos testigos de las pretensiones opresoras que ya desde tiempos de la

doctrina Monroe atentaban directamente contra el ideal bolivariano de la unión.

Pero en esta ocasión el pueblo de nuestra América está en pie de lucha, porque ha

vuelto a levantarse, esta vez hecho millones. Ha vuelto a rebelarse para

revindicar el martirio de millones de aborígenes masacrados en el mayor

genocidio registrado en la historia de la humanidad, como lo fue la conquista y

colonización de nuestro continente. Ha vuelto para liberar a los descendientes de

los millones de hijos de la madre África que fueron arrancados a sangre y fuego de

su vientre para vivir condenados a la esclavitud. Ha vuelto para recibir el legado

de los hombres y mujeres que en la primera gesta de independencia dieron su

sangre por construir un territorio de libertad, con sus luchas patrióticas en

defensa de nuestra América libre y soberana.

EL INVENTARIO DE AGRAVIOS

Es por ello que la caja de los truenos volvió a ser abierta por quienes pretenden

frenar el ímpetu libertario de ese pueblo. Tras una breve pausa de aparente

voluntad de construir una coexistencia respetuosa entre el imperio y nuestros

países, la farsa de la democracia estadounidense ha reeditado su viejo

Tras los resultados de las elecciones legislativas de Estados Unidos, resucita el

pacto bipartidista que pretende imponerle al mundo la sumisión a los designios del

imperio yanqui, tras la ilusoria fachada de su falsa democracia.

En una vergonzosa demostración de soberbia imperial, los nuevos factores

hegemónicos del parlamento estadounidense comienzan a lanzar sus amenazas a

nuestra región, demostrando con ello que el sistema capitalista no distingue

diferencias partidistas ni figuras más o menos carismáticas, que su proyecto es

uno solo, y que su supervivencia depende del sometimiento de nuestros pueblos y

de la conculcación de nuestros derechos para poder llevar adelante el expolio de

nuestros recursos naturales y la explotación inescrupulosa de nuestros hombres,

mujeres y niños.

Las amenazas ya han sido proferidas, en alta voz y bajo el patrocinio del propio

congreso estadounidense, desde cuya emblemática sede nuestros países han sido

abiertamente amenazados por una ultra derecha embriagada en sus delirios de

victoria electoral, escoltada por un aquelarre compuesto por señalados

representantes de los sectores más reaccionarios, de las oligarquías más rancias,

de las clases históricamente dominantes, de los apátridas del continente. Por ello,

no podemos subestimar el poder que nos amenaza.

En el contexto del siglo XXI, cuando los pueblos de nuestra América han decidido

tomar el control sobre su propio destino, se intenta desconocer la voluntad

popular plasmada en los procesos constituyentes, descalificándolos como manipulaciones

al sistema democrático, sólo porque no se pliegan a la pantomima de

democracia burguesa al gusto estadounidense, diseñada para contener los excesos

de las mayorías en contra los privilegios de las minorías, según el planteamiento

de James Madison, uno de sus principales ideólogos.

Dentro de este esquema, resulta pasmoso el descaro y la tranquilidad con la que

los conjurados admiten estar trabajando por la exclusión del sistema

internacional de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra

América (ALBA), buscando provocar un aislamiento como el que han venido

intentando contra la gloriosa Revolución Cubana desde hace más de 50 años.

En ese propósito, se pretende desconocer la voluntad popular, arrojando dudas

sobre aquellos procesos electorales cuyos resultados no son favorables a sus aliados

políticos locales, sus lacayos incondicionales. En este entretejido de patrañas, el

imperio intenta convencer al mundo de que la libertad de prensa comienza y

termina con la satisfacción de los intereses corporativos de unos cuantos

propietarios de empresas capitalistas del tráfico de información, y pretende imponerse

el secuestro de la verdad como doctrina.

También se intenta descalificar cualquier corriente del pensamiento que no haga

reverencias al altar del neoliberalismo, que no se incline ante el tótem del mal

llamado “libre mercado”, o que no sucumba ante el fetiche de una apertura comercial

fraudulenta, pensada para facilitar y legitimar que las grandes economías del

norte devoren a las del sur, modelo perverso que en los últimos treinta años ha

sumergido a los pueblos del mundo en la inequidad y en la pobreza.

Se pretende satanizar a un gobierno como el de Venezuela, legítimamente

instaurado por la voluntad popular, que se ha perfilado a lo largo de once años

como catalizador del desarrollo y constructor del bienestar de su pueblo. En la

misma línea, se acusa de dependencia y concentración de poder a la acción

mancomunada de las instituciones del Estado, solamente porque comparten una

visión y un proyecto de país, recogido en una Constitución refrendada

popularmente.

Se desprecia el nacimiento de nuevos actores económicos, los cuales reducen las

desigualdades sociales, mediante la democratización de las oportunidades y la

redistribución de la riqueza, políticas que a su vez, no se conjugan con los

intereses de las transnacionales y de las oligarquías, cuestión que quiebra la

tradicional estructura económica basada en la conocida división internacional del

trabajo, modelo generador de desigualdades entre el centro y la periferia del poder

económico mundial.

Nuestra nueva independencia pasa por quebrar las lógicas supranacionales de

dominación, generadoras de pobreza y demás problemas sociales. Se ha pretendido

desconocer los avances en materia de reducción de la pobreza, puesto que nuestra

meta, en ese sentido, no es apaciguar la miseria, sino acabar con los factores

económicos que la originan.

La imposición del pensamiento liberal-burgués, manipula una y otra vez con el

chantaje del supuesto desarrollo económico, que desde su lógica toma en cuenta

únicamente los tamaños de las economías y la generación de supuesta riqueza, que

no es más que la plusvalía de las grandes corporaciones, despreciando los avances

de las sociedades en términos sociales, culturales o ambientales, y la evolución de

otros indicadores integrales de aceptación internacional, como el Índice de

Desarrollo Humano o el Coeficiente de Gini, son simplemente despreciados.

Con una audacia que raya en la temeridad, se desvirtúa con mentiras la realidad

de lo que pasa en nuestros países, desconociendo los avances en educación, en

inclusión social, en democratización del acceso a la información, a los alimentos, a

las fuentes de trabajo, al uso de la tierra, a la salud, y en definitiva, en el aumento

de la equidad social.

Los tecnócratas defensores del modelo de expoliación de nuestros países pretenden

blindar para su disfrute exclusivo y excluyente sectores estratégicos de la economía

como la banca, los servicios públicos, la extracción de materias primas o la

explotación de la tierra, en virtud de lo cual alzan sus voces con indignación

frente a la acción firme y decidida del Estado popular y patriótico en la

regulación y control de estos sectores primordiales para el desarrollo nacional de

nuestras sociedades.

Así, se desconoce la potestad de los Estados para ejercer su soberanía sobre los

sectores sensibles de la economía, que tradicionalmente se han mantenido en

manos de los grupos poderosos que han impedido el acceso del pueblo a los

beneficios que por derecho propio tiene sobre éstos.

Por todo lo anterior, el proyecto redivivo de estos sectores retrógrados descalifican

las figuras de líderes electos con masivo apoyo popular, y para ello no escatiman

en manipular, a través de su potente aparato de difamación masiva, las realidades

regionales, históricas o culturales, dejando en evidencia el carácter racista,

supremacista, de su comportamiento, que remonta a los tiempos de la Alemania

nazi y de la Italia fascista.

De esa misma materia es que está hecha la demonización de la cultura

musulmana y en particular del digno pueblo persa, pretendiendo correr un velo

de “maldad” como justificación para imponer a nuestros países con quién pueden

y con quién no pueden vincularse, criminalizando las normales relaciones entre

los miembros de la comunidad internacional.

Mientras tanto, quienes argumentaban que el imperialismo era un concepto

pasado de moda, pueden ver en esta arremetida la más rampante y soez muestra

de la prepotencia imperial estadounidense, que tanto terror y miseria ha

sembrado en nuestros países a lo largo de la historia y que sólo es de necios o de

cómplices tratar de ignorar.

Una vez más, resulta vergonzoso el papel servil de algunos felones al servicio de

potencias extranjeras, que aún continúan viviendo de la explotación y sumisión

de su propio pueblo, y que ponen el poder económico, político, cultural y mediático

que aún detentan, al servicio de destruir la Revolución Bolivariana, no por los

errores que ésta pueda haber cometido, sino por sus enormes aciertos: por haber

puesto al servicio del pueblo las riquezas de la nación, por haber recuperado la

soberanía, la dignidad y la esperanza del pueblo venezolano, y por haber sido

artífice de la auténtica unidad con otros pueblos de nuestra América, que hoy

logra sus mayores frutos en el ALBA.

Ante estas pretensiones, se reivindica el pensamiento y acción del Libertador

Simón Bolívar y la idea de la unión, que elevan y defienden los pueblos del

continente.

LLAMAMIENTO AL PUEBLO DE VENEZUELA

Frente a las absurdas pretensiones y amenazas de estas corrientes imperiales que

vienen desde los Estados Unidos, nuestro llamado es a la unidad y movilización

permanente en defensa de la patria, en defensa de la Constitución y en respaldo al

Jefe de Estado, que son objeto de una conspiración y agresión permanente.

Por eso, respaldamos la necesidad de reaccionar como pueblo unido, dejando de

lado nuestras diferencias menores, poniendo por delante la dignidad nacional, el

patriotismo, el deseo de igualdad y justicia que hoy, como hace doscientos años,

anida en el corazón de cada hombre y mujer de buena voluntad de nuestra tierra.

Es por esto que llamamos a los hombres y mujeres que aman a Venezuela, a

manifestar su justa indignación contra la obscena amenaza a nuestra Nación, que

se organiza desde la propia capital de los Estados Unidos, con la complicidad de la

oligarquía apátrida, continental y nacional. Convocamos, pues, a la defensa

irrestricta de la patria, con la movilización popular, porque está en juego el

futuro de Venezuela.

En los campos, en los ríos, en la selva, en el monte, en los llanos, en los andes, en el

mar, en cada hogar, en cada aula, en cada oficina, fábrica y taller, los patriotas

deben conocer y denunciar el peligro que se cierne sobre nuestra patria, actuando

con responsabilidad, con organización, con unidad y conciencia nacional.

No volveremos a ser colonia, pues por nuestras venas palpita la sangre de

Guaicaipuro, de Simón Bolívar, de Ezequiel Zamora, de Manuela Sáenz y del

Negro Primero, de todos los hombres y mujeres que a diario construyen la patria

con amor, responsabilidad y sacrificio.

A LOS PUEBLOS DEL ALBA,

DE NUESTRA AMÉRICA Y DEL MUNDO

El golpe de Estado en Honduras, el acicate insurreccional en Bolivia, el intento de

golpe y magnicidio en Ecuador, el intento por desconocer la soberanía de

Nicaragua sobre su territorio, el acoso histórico contra Cuba y las amenazas

directas a Venezuela, son el preámbulo del hostigamiento que la derecha del norte

desatará contra nuestros países, y las recientes maniobras contra los países del

ALBA en la OEA son testimonio irrefutable de la siniestra operación en marcha.

Frente a esta arremetida, nuestra estrategia seguirá siendo la unidad y el

desarrollo de los proyectos grannacionales y de los demás acuerdos de integración

entre los países de América Latina y del mundo, en abierta oposición al hegemonismo

estadounidense. El pueblo de Venezuela, los pueblos del ALBA, los pueblos de

nuestra América y del mundo, venceremos las pretensiones del imperialismo

yanqui, que no intenta otra cosa que salir de sus crisis con más guerra y saqueo a

los pueblos del mundo.

En estos tiempos del Bicentenario, ratificamos nuestro compromiso inclaudicable

con la culminación de la preciada obra de la independencia, con la consolidación

de la soberanía y con la construcción de la unidad entre nuestros pueblos, ante lo

cual proclamamos que nuestra respuesta a la amenaza imperialista será: más

unidad, más independencia y más integración.

¡Viva Venezuela libre y soberana!

¡Viva la patria de Simón Bolívar!

¡Viva el ALBA!

¡Vivan los pueblos del mundo!

dictatum.

Desde el Palacio Federal Legislativo de Caracas, sede de la soberana Asamblea Nacional de la República

Bolivariana de Venezuela.

Dado, firmado y sellado a los veintitrés días del mes de noviembre de dos mil diez. Año 200º de la

Independencia y 151º de la Federación.

Publicado: Mie Nov 24, 2010 8:44 am 
Título del mensaje: Aquí está el "Manifiesto Antiimperialista" firmado

24 de noviembre de 2010

 

Noticiero Digital.com

24 de noviembre de 2010

 

"Es muy sabroso criticar al que te da la comida, pero seguir viviendo de él"


    

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